La principal manifestación de este ciclo es la menstruación, que en la mayoría de las mujeres inicia
alrededor de los 12 años. Un ciclo regular dura aproximadamente 28 días, pero puede ser más
corto o largo dependiendo de cada persona. Se cuenta desde el primer día de sangrado y termina
el día anterior a la siguiente regla. Depende del hipotálamo, la hipófisis y los ovarios, que secretan
ciertas hormonas que generan cambios en el cuerpo y el estado anímico.
El ciclo se divide en dos fases: la folicular, que comprende de la maduración hasta el
desprendimiento del óvulo; y la lútea, de la expulsión del óvulo hasta el inicio de la menstruación.
De acuerdo con el momento del ciclo ovárico que estés atravesando, sentirás algunos cambios y
sensaciones características:
Preovulación: son los primeros días después de la regla, sentirás mucha energía y fuerza.
Ovulación: alrededor de 14 días después de la menstruación notarás aumento en la secreción
vaginal.
Postovulación: unos días antes de la regla, es el típico síndrome premenstrual. Es normal que
sientas tristeza o melancolía, que no puedas concentrarte y que tengas cambios en el estado de
ánimo. En cuanto a tu cuerpo, es común que se te hinche el bajo vientre, que sientas dolor en los
senos y que tu piel esté más grasosa.
Menstruación: tanto la duración (3 a 7 días) como la cantidad de flujo varía de mujer a mujer. Los
síntomas más comunes son cólicos, dolor en las piernas, diarrea, mareos, náuseas y vómito.
Tu período más fértil es durante la ovulación, ya que se trata del momento en el que tienes mayor
posibilidad de concebir.
Las mujeres que tienen periodos regulares (28 días) suelen ovular entre los días 13 y 14. Si tu ciclo
es más corto la ovulación será más rápida y viceversa si es más largo. Una vez que el óvulo ha sido
liberado está listo para recibir a un espermatozoide. El líquido seminal contiene alrededor de 500
millones de “competidores”, los cuales se mueven a gran velocidad, gracias a su flagelo,
avanzando desde la vagina hacia el cérvix (cuello del útero). Después se dirigen a las trompas de
Falopio; aunque solo una de las trompas contiene al óvulo, los espermatozoides viajan hacia
ambas.
Cuando uno de los espermatozoides alcanza el huevo, tiene que superar un escudo conocido
como zona pelúcida, que es una capa de glicoproteínas que rodea al óvulo. Al encontrarse los
núcleos de ambas células, alrededor de 18 horas después de la relación sexual, el contenido
genético se combina para crear un nuevo ser. Un día más tarde, la célula original comienza a
dividirse y avanza hacia el útero; a los cuatro días el cigoto sufre nuevas fragmentaciones y toma la
apariencia de una mora silvestre.

Finalmente, una semana después de la relación sexual, el embrión se adhiere a la pared del útero,
donde una vez implantado, se formarán la placenta y el saco amniótico, los cuales protegerán y
nutrirán a tu bebé.
Si después de un año de tener relaciones sexuales frecuentes y sin protección no se ha producido
un embarazo, es aconsejable que acudas con un especialista. Actualmente existen clínicas de
fertilidad y reproducción asistida donde ofrecen tratamientos personalizados con un alto
porcentaje de éxito.
Dr. Alfredo Leonardo Cortés Algara
GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA
HOSPITAL ANGELES LOMAS
Torre de Consultorios, CONSULTORIO 275
TEL: 55 5247 4277





