Sin lugar a dudas, el embarazo es una de las etapas más hermosas y a la vez llenas de incertidumbre en la vida de una mujer. Y es que entre el torbellino de emociones y cambios físicos surge una interrogante que a todas nos persigue: ¿mi bebé está bien?, ¿qué pruebas debo hacer?
El diagnóstico prenatal, mejor llamado tamizaje, se refiere a todas aquellas pruebas que se realizan con el objetivo de detectar aquellos individuos que tienen mayor probabilidad de estar afectados de algun padecimiento.
Las pruebas de tamizaje deben realizarse a todas las embarazadas, ya que en la mayoría de casos en los que se presentan anomalías, ya sea cromosómicas o estructurales, no existe el antecedente de familiares afectados. Estos tamizajes se realizan mediante ultrasonido por un médico materno fetal. En caso de tener resultados anormales, se pueden realizar pruebas más especializadas, invasivas o no invasivas, con el objetivo de confirmar o descartar patologías.
Semana 6-9: Se recomienda realizar la ecografía precoz, en la que se identifica el sitio de implantación para descartar gestación ectópica (extrauterina); se valorar la vitalidad embrionaria así como la anatomía del útero y ovarios.
Semana 11-14: Durante la semana 11-14 se realiza el tamizaje para las cromosomopatías más frecuentes como lo son el síndrome de Down o trisomía 21, síndrome de Edwars o trisomía 18, y el síndrome de Patau o trisomía 13; así como el cálculo de riesgo para complicaciones como la preeclampsia, el parto prematuro y el peso bajo al nacimiento. También por primera vez se realiza una evaluación de la anatomía fetal y, en el caso del embarazo múltiple, se valora el tipo de placentación, que es vital para el seguimiento e identificacion de complicaciones propias del embarazo gemelar (como cuando se comparte placenta).
A partir de la semana 18 y hasta la semana 24: La ecografía estructural evalúa de forma detallada la anatomía fetal, función placentaria, líquido amniótico y cálculo de riesgo para preeclampsia y parto prematuro.
Último trimestre: Finalmente, a partir de la semana 30 al término, se evalúa el crecimiento fetal, la función placentaria, el líquido amniótico, se realizan pruebas de bienestar fetal (como el perfil biofísico) y una búsqueda de las anomalías estructurales de aparición tardía como lo son las intestinales, cardíacas, cerebrales y renales.
La detección oportuna de algunas anomalías fetales permitiría incluso la posibilidad de tratamiento intrauterino, como lo es el caso de la espina bífida y la hernia diafragmática congénita, entre otras.
¿En qué caso debo realizar una amniocentesis?
La amniocentesis en una prueba de diagnóstico invasiva, en la que se obtiene líquido amniótico a través de una punción en el abdomen materno para realizar pruebas más específicas en caso de que en alguno de los tamizajes de ultrasonido se sospeche de alguna patología cromosómica, génica o incluso infecciosa.
Además del ultrasonido, actualmente se cuenta con pruebas de diagnóstico no invasivas en las que a través de una muestra de sangre materna se pueden detectar enfermedades genéticas que podría tener el feto en gestación.
Los beneficios de realizar estos estudios de tamizaje por ultrasonido nos permiten detectar, incluso evitar, complicaciones materno-fetales oportunamente. Pide a tu ginecobstetra referirte con su médico fetal de confianza.