El trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo con una base biológica extremadamente compleja, multifactorial que incluye mecanismos genéticos, ambientales y neurobioquímicos. Afecta a 1 de cada 68 personas, siendo 4 veces más frecuente en varones que en mujeres.
Se caracteriza por alteraciones en la interacción social, repertorio restringido de actividades e intereses asociados a alteraciones de conducta, problemas de sueño e integración sensorial que afectan su respuesta a estímulos auditivos y táctiles, dificultando actividades como la alimentación o la asistencia a lugares públicos.
Hoy sabemos que la evolución y pronóstico dependerá de qué tan tempranamente se sospeche y establezca el diagnóstico; por tanto, la detección precoz es primordial para mejorar el desarrollo cognitivo, las habilidades no verbales y la integración escolar.
SIGNOS TEMPRANOS DE TEA
Los estudios muestran que son los padres quienes identif ican de forma inicial diferentes síntomas que constituyen los datos de alarma: no ver a los ojos, no responder a su nombre, no prestar atención al medio (juguetes, personas), no señalar, movimientos repetitivos anormales (estereotipias); todo lo anterior acompañado en mayor o menor medida con retraso de lenguaje.
Existen factores genéticos /hereditarios que incrementan el riesgo de desarrollar TEA pero también hay factores ambientales, especialmente la falta de estimulación apropiada y recientemente el incremento en el uso de aparatos electrónicos inteligentes en niños menores de 2 años. Por lo tanto, es muy importante recordar que los niños en este rango de edad requieren de estimulación directa que facilite su interacción con el medio ambiente: cantos, juegos, contacto físico, estimulación sensorial, caricias, juguetes interactivos, entre otros.
¿QUÉ HACER?
Si has identif icado en tu hijo estos síntomas, primero coméntalo con tu médico pediatra. Existen herramientas que ayudan al pediatra a vigilar estos datos de alarma, como es la aplicación de pruebas de desarrollo durante la consulta, y tu médico dirá si considera necesario una valoración con el neurólogo pediatra. El manejo del niño con TEA es multidisciplinario incluyendo terapia ocupacional, física, de lenguaje, así como intervención farmacológica.
Recuerda, lo más importante es el contacto íntimo con tu pequeño y la interacción constante entre él y el medio que lo rodea.
Autor Especialista |
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DRA. NANCY BARRERA CARMONA |
NEUROPEDIATRA |
· Máster en Autismo · Instituto Politécnico Nacional · CMN “20 de Noviembre” ISSSTE · Miembro de la Sociedad Mexicana de Neurología Pediátrica |
HOSPITAL ESPAÑOL CLÍNICA PEDIÁTRICA PIGÜI, SALA 4, CONSULTORIO 9 |
55-5203-5944 www.neuronan.com |
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