El 27 de febrero del 2020 se registró el primer caso de COVID-19 en nuestro país; tan solo 26 días después, ante toda la incertidumbre, inició la Jornada Nacional de Sana Distancia, enfocada a promover medidas sanitarias y de distanciamiento social para disminuir el contagio.
Lo que asumimos como unos días en casa se tornó en semanas, meses, llegando a convertirse en un año y medio, en el que nuestros hogares se convirtieron en escuelas, oficinas, lugar de descanso, esparcimiento, campo de batalla y desgraciadamente para algunos, clínicas y hospitales.
Va a pasar mucho tiempo antes de poder recuperarnos de las pérdidas, no solo humanas, sino materiales y laborales. El COVID- 19 impactó en todos nosotros, en nuestra economía y en nuestro bienestar físico y emocional. Hablaremos por años de esto y también platicaremos sobre la educación, de cómo nos afectó el cierre de las escuelas, del rezago educativo en los niños en edad preescolar y primaria.
Las consecuencias del aislamiento y el agotamiento ante las exigencias laborales, tareas de casa, de la pareja, de los hijos y sus escuelas, derivaron en afectaciones en la salud mental que deben ser atendidas de manera inmediata tanto en los adolescentes, padres de familia y maestros, pero especialmente en los niños, ya que la capacidad para manejar de una forma positiva nuestras emociones se vio sobrepasada: el miedo, la tristeza y el cansancio los transformamos o disfrazamos en enojo, llegando a desatar situaciones fuera de control, incluso violentas, en casa.
¿CÓMO REACCIONAR ANTE LAS EMOCIONES DEL NIÑO?
La identificación de las emociones en los más pequeños de la familia es complicada; en ocasiones no pueden identificar y mucho menos poner nombre a lo que sienten. Al percibirse abrumados, pueden manifestar un colapso emocional, perdiendo el control sobre sus conductas. Los colapsos pueden darse en cualquier momento y suelen alterar la dinámica y el estado anímico dentro del núcleo familiar o escolar.
Algunos consejos útiles:
- Ante un pequeño que grita, no alces la voz.
- No intentes razonar, espera a que esté calmado y sea capaz de escucharte.
- Evita la palabra “no” (no se trata de ceder, ni trasgredir límites establecidos en casa; es que la palabra “no” puede actuar como desencadenante).
- Respeta el espacio personal.
- Utiliza distractores.
- Evita hacer demandas.
- Valida sus emociones, no su conducta.
- Responde a sus preguntas, ignora agresiones verbales.
- Salgan a caminar o realicen movimientos corporales.
- Escucha de manera activa.
- No hagas juicios, comparaciones ni críticas a su persona.
- Sé cuidadoso de tu lenguaje corporal.
- Agáchate o híncate para estar a su altura.
- Decrementa la estimulación sensorial.
Lo que asumimos como unos días en casa se tornó en semanas, meses, llegando a convertirse en dos años.


Autor Especialista |
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SYLVIA ISABEL ALFARO SALAS |
PSICÓLOGA, MAESTRA EN CIENCIAS DE LA FAMILIA |
· Universidad Anáhuac · Especialidad en Prevención de Adicciones |
TERAPEUTA ADOLESCENTES Y ADULTOS |
55-2558-0328 |
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