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Socialización y acoso escolar

Es posible observar que todos, independientemente de la edad, país o cultura donde nos desarrollemos, nos vemos empujados por una tendencia a compartir con los demás formas de pensar, sentir y actuar. Es un proceso que no se da de manera inmediata o innata, lleva su tiempo y comienza en casa. Desde que el recién nacido llega al mundo, los padres comienzan a establecer lazos afectivos con su hijo o hija, pautas conductuales y dinámicas que posteriormente serán la base para que esta pequeña persona pueda establecer vínculos con otros más allá de su núcleo familiar.

Es importante resaltar que no solo es la forma en la que tratan al bebé, sino también cómo se tratan entre ellos y a otros miembros de la familia, visitas o extraños. Esta interacción (directa o indirecta) con otros seres humanos va permitiendo el desarrollo de su autoconcepto, practicando la posibilidad de establecer límites, pedir lo necesario y lidiar con las frustraciones que el encuentro con los demás le ocasione. 

De la familia el niño pasa a la escuela, que es otro gran referente para la socialización. Le brinda la oportunidad de poner en práctica todo eso que ha aprendido y se embarca en la aventura de hacer amigos, o enemigos. Lo natural es que encuentre niños con quienes se relacione mejor y se entienda, así como otros que no le hagan mucha gracia, pero sin que ello lleve a encuentros estruendosos o violentos. 

BULLYING 

En las reacciones violentas secundarias que se llevan a cabo con las enemistades es donde se abre el espacio para el bullying. El concepto se utiliza para nombrar a toda conducta premeditada y persistente, dentro del ámbito escolar, que sea intimidatoria, ofensiva, violenta o que involucre maltrato (físico, verbal y/o psicológico) que hace un estudiante —al que podemos llamar bully— a otro —que podemos llamar ‘bulleado’—. El bullying produce que la víctima se sienta indefensa ante tales acciones.

Erróneo sería pensar que no es para tanto, que son ‘cosas de chicos’ y que es un mero fenómeno sensacionalista de la prensa, pues es una problemática que tiene cerca de 50 años estudiándose. Sin embargo, en los últimos años se ha observado que la integración de las nuevas tecnologías y redes sociales a la vida cotidiana ha permitido que el acoso escolar se transforme en un ciberacoso mediante imágenes, vídeos o mensajes desagradables que bombardean en la intimidad de su casa al ‘bulleado’. Es por ello que el acoso escolar puede provocar desde un mal rato, pasando por la deserción escolar, ansiedad, depresión, o incluso ideas o actos suicidas. 

¿QUÉ HACER? 

Por lo anterior es un tema que debe tomarse muy en serio y, aunque sea en un ambiente escolar, no únicamente le corresponde a la escuela tomar cartas en el asunto. Tanto padres de familia, personal escolar y especialistas de la salud mental deberán colaborar para fomentar ambientes seguros para los alumnos, entendiendo el surgimiento de estas conductas, poniendo límites claros y brindando la posibilidad de darles modelos de relaciones saludables. 

Desde que el bebé llega al mundo, los padres comienzan a establecer lazos afectivos con su hijo o hija, pautas conductuales y dinámicas que posteriormente serán la base para que esta pequeña persona pueda establecer vínculos con otros más allá de su núcleo familiar. 

Socialización y acoso escolar
Autor Especialista
DRA. LAURA de la Torre
TERAPEUTA PSICOANALÍTICO DE NIÑOS, ADOLESCENTES Y ADULTOS. 
· Centro Eleia en Clínica Psicoanalítica 
· Docente en licenciatura y maestría. 
CONSULTA PRIVADA
55-7354-5456 
psic.lauradelatorre@gmail.com 

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