Ésta no es una enfermedad, es un síntoma que se presenta comúnmente y que indica que algo está mal. Se diagnostica cuando la temperatura corporal del pequeño es superior a 37.5 grados centígrados. Para saber si tu hijo tiene fiebre, puedes tocar su frente, pecho, espalda y/o estómago.
¿Cómo puedo detectarla?
La mejor manera de comprobar si la temperatura corporal de tu hijo no es normal es con un termómetro. Puedes tomarla en la axila, boca, oído (se necesita uno especial) o recto.
Los rangos clínicamente correctos de la temperatura corporal son: 36° C a 37° C: normal. 37.1° C a 38° C: febrícula. 38.1° C a 38.5° C: fiebre leve. 38.6° C a 39.5° C: fiebre moderada. 39.6° C a 40° C: fiebre alta. Más de 40.1° C: hiperpirexia.
¿Qué hacer cuando se presenta?
La primera medida que debes tomar es impedir que suba. Para ello, se recomienda que le des un baño a dos grados menos de lo que marca el termómetro. También ayuda que le pases una esponja con agua tibia; nunca con agua fría o alcohol. Si no baja, comunícate con el pediatra para que te diga cuál es la dosis de acetaminofén o paracetamol que puedes administrarle.
El médico indicará si es necesario que tome medicina, nunca debes automedicarlo sin su consentimiento, ya que esto podría empeorar las situación. Ten mucho cuidado, aunque parezca, la fiebre no es inofensiva. Si no se trata adecuadamente, puede tener consecuencias muy graves para tu bebé, en especial si está lactando, ya que por lo general desencadena deshidratación y convulsiones.
Si notas que la fiebre rebasa los 40o C, debes llevarlo al hospital de inmediato. 🚑🏥