Desde antes de nacer, las vitaminas son esenciales para la formación y buen funcionamiento de nuestro organismo; además, los primeros años de vida determinarán nuestro desarrollo futuro.
Las etimología de la palabra vitamina describe esta función esencial: vita (vida) y amina (sustancia química), es decir, sustancia necesaria para la vida.
En particular, las vitaminas A, C y D juegan un papel importante en la etapa de crecimiento y, desafortunadamente, las que han sido identificadas con mayor porcentaje de deficiencias en las dietas de los niños.
¿Qué aportan y para qué sirven en esta etapa?
VITAMINA A
Es fundamental para la visión, la respuesta inmune, el crecimiento del organismo humano, el desarrollo embrionario, la diferenciación celular, la formación ósea, la audición, la conservación de epitelios y la prevención de diversas enfermedades.
Esta vitamina contiene propiedades antioxidantes, por lo que ayuda en la formación de la piel, los huesos y los dientes.
Está presente en lácteos, vegetales de hojas verdes, zanahorias, calabazas, aceites y pescado.
VITAMINA C
Ayuda a mantener los músculos, tejidos y la piel saludables. También favorece a los niños a aumentar las defensas, combatir y evitar enfermedades comunes como el resfriado.
Esta vitamina sirve al cuerpo para producir colágeno —necesario para la cicatrización—, mejora la absorción del hierro y mantiene los vasos sanguíneos, dientes y encías saludables.
Además de las naranjas —que son probablemente la fuente más popular de la vitamina C—, también se encuentra en el melón, espinacas, frutos rojos, brócoli y tomate.
VITAMINA D
Es esencial para el funcionamiento correcto del cuerpo. Los músculos la utilizan para el movimiento, los nervios para transmitir mensajes entre el cerebro y cada parte del cuerpo, y el sistema inmunológico la emplea para combatir los virus y bacterias que lo invaden.
Esta vitamina ayuda a absorber el calcio y, por tanto, interviene en la mineralización de huesos y dientes.
Está presente en cantidades mínimas en el pescado, el huevo, la leche y el hígado.
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Si requieres más información sobre la nutrición de tu bebé consulta a tu pediatra.